Habían transcurrido muchos años cuando me enteré que el pasado había sido un fantasma en tu vida; que estuvo siempre presente. Que resignaste tu felicidad, creyendo que no podrías derribar un recuerdo. Así fue, no pudiste.
Sólo diré
en mi descargo, que no lo supe. Ignoré todo el tiempo, ser ese fantasma. Es
más, creí, desde el primer momento, que me habías olvidado, que no había sido
nada importante en tu vida.
Hoy supe que guardaste una imagen, un recuerdo, un momento especial y único, en un lugar muy íntimo. Que tus versos llevan mi voz, mis manos, mi mirada. Que cuando escribes, piensas en mi.
Gracias... y perdón.