Hola. Tengo tanto
para contarte. Han pasado muchas cosas buenas, lindas, desde que te fuiste.
Cada día y en cada momento intenso, te pienso y quiero compartir eso contigo.
Te has convertido en un Ángel que va siempre a mi lado, en silencio. A veces me
detengo, te abrazo desde el alma, y no puedo evitar algunas lágrimas. Pero,
enseguida me parece oírte diciéndome: “no seas boba, no llores”. Quedaron tantas cosas por hacer. Teníamos tantos planes. Creo que nunca podré dejar de llorar.
¡Cuánto te
extraño!