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domingo, 28 de septiembre de 2025

Heriberto

 

Eras un Ángel

Eras un sabio, eras un genio. Eras un maestro, líder y ejemplo. Y tuvimos el privilegio y la bendición de vivir contigo. Tan genio fuiste que no dejaste que nadie viera tu cuerpo muerto. Tal como lo dijiste muchas veces: “cuando la vida se termina, no tiene sentido que el cuerpo quede pudriéndose…” Así fue: tu cuerpo se fue en el mismo instante de tu muerte, junto con tu preciosa vida.

A pesar de sus jóvenes 19 años, Heriberto era un alma vieja. Un sabio, un anciano, por su sabiduría. Inventor, creador, curioso, investigador, filósofo profundo. Nosotros vivíamos con él, lo vimos crecer inventando sus propios juguetes, no sabíamos que eso era algo extraordinario, porque él lo hacía con tanta facilidad que lo tomábamos como algo normal. Cuando yo estaba en el liceo, en cuarto año y tenía clases de Física, no entendía nada, y él, en primer año de UTU estudiando Carpintería, que no tenía clases de física, tomaba mi libro, lo miraba un momento, de inmediato comprendía todo y me lo explicaba. Una mente brillante. Él era quien solucionaba cualquier problema doméstico, pequeñas reparaciones, como cambiar una lamparita, cambiar las boquillas del primus. En esa época usábamos ese artefacto que ahora parece prehistórico. El cambiaba el “cuerito” del fuelle, cambiaba el querosene, destapaba los oídos del primus. Se quemaba un fusible de la instalación de la luz, y él corría a repararlo. Inventó un equipo de radioaficionado con unas radios a transistores y captaba la comunicación de unos barcos. Nada de estos inventos suyos nos llamaba la atención porque estábamos acostumbrados a verlo hacer cualquier cosa. Nada era imposible para él. Construyó un violín real, solo viéndolo un momento en una vidriera. Construyó una guitarra hermosa con unos preciosos diseños en la “boca” y con la pala del clavijero totalmente labrada. Porque otra de las tantas habilidades que tenía, era tallar la madera con gran arte y precisión. Era además un carpintero excelente y un dibujante y caricaturista increíble.

Cuando el accidente de la Cantera Suárez se llevó su vida, fue algo tan trágico, tan dramático, no sabíamos cómo seguir con nuestras vidas. Estábamos todos mutilados, nos faltaba todo. Porque él era TODO para nosotros. El dolor fue tan indescriptible que aún hoy a casi cincuenta años de la tragedia, no puedo hablar del hecho sin lágrimas. Por eso, cada vez que me han invitado a participar en un homenaje, un recordatorio, cualquier acto que recuerde ese momento fatal, he dicho que no puedo con el dolor. Agradezco sinceramente a todos quienes tratan, con la mejor intención, de no olvidar ese hecho y no olvidar a nuestros muertos, pero para la familia GUEVARA es muy triste, muy doloroso hablar de ese momento. Porque nuestro hermano desapareció. Su cuerpo se desintegró. No se puedo sepultar, no tuvimos una TUMBA. Pero además, nosotros no perdimos solo un hermano, perdimos un Ángel, perdimos un líder, un guía, un ejemplo a seguir, un sabio, un genio que nos contenía y nos enseñaba…

Ivalopano. (María Casilda Guevara)


Título destacado

Nadie se da cuenta.

Cuando siempre eres quien sostiene ; quien corre por los demás; quien abraza cuando hace falta un consuelo; quien aporta cuando nadie lo hac...

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