Dame ese refugio amoroso
que me contiene en el espacio
cálido de tus brazos,
junto a tu corazón que late.
A esa hora en que todo duerme,
ese momento cuando la calma
abarca el espacio, poco a poco,
cuando el rocío aún no llega,
y la naturaleza aguarda
la brisa que alivia el agobio
de un día tórrido de verano,
allí estás tú.
Bálsamo que nutre,
que colma las horas vacías,
que trae calma, la música, la paz
y llena de colores el alma mía.
Ivalopano
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